Las revelaciones sobre el ensayo que VW, Daimler y BMW habían encargado en el que se obligaba a simios y a humanos sanos a respirar los gases tóxicos emitidos por sus vehículos diésel en un degenerado intento de demostrar que sus coches eran limpios es algo abominable. Los métodos muestran impactantes similitudes con las tácticas de la industria tabacalera que financió investigaciones para refutar que los cigarrillos eran perjudiciales con el objetivo explícito de socavar las pruebas de la Organización Mundial de la Salud. Se observa una difuminación de las normas morales entre los fabricantes de coches alemanes que contrasta profundamente con la lustrosa reputación de marca que las empresas gastan una fortuna en mantener.
Source: transebvnews